Por qué sólo los solteros felices encuentran el amor verdadero

Uno de los principios más importantes para elegir un amante con sensatez es no tener ninguna prisa por hacer una elección. Estar satisfechos con la soltería es una condición previa para que la pareja sea satisfactoria. No podemos elegir con sensatez si la soltería nos resulta insoportable. Tenemos que estar completamente en paz con la perspectiva de muchos años de soledad para tener alguna posibilidad de formar una buena relación. O amaremos más el dejar de estar solteros que a la pareja que nos evitó estarlo.

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Por desgracia, a partir de cierta edad, la sociedad hace que la soltería resulte peligrosamente desagradable. La vida en común empieza a marchitarse. Las personas en pareja se sienten demasiado amenazadas por la independencia de los solteros como para invitarlos a menudo, por si les recuerdan algo que se han perdido. La amistad y el sexo son, a pesar de todos los artilugios, notablemente difíciles de conseguir. No es de extrañar que cuando aparece alguien ligeramente decente, pero no tanto, nos aferremos a él, con el consiguiente coste.

Cuando el sexo sólo estaba disponible dentro del matrimonio, la gente reconoció que esto llevaba a las personas a casarse por las razones equivocadas: para obtener algo que estaba artificialmente restringido en la sociedad en su conjunto. La liberación sexual pretendía permitir a las personas tener la cabeza más despejada a la hora de elegir con quién querían estar realmente. Pero el proceso se queda a medias. Sólo cuando nos aseguremos de que estar soltero puede ser potencialmente tan seguro, cálido y satisfactorio como estar en pareja, sabremos que la gente elige emparejarse por las razones correctas. Es hora de liberar la "compañía" de los grilletes de la pareja, y hacerla tan amplia y fácilmente accesible como los liberadores sexuales querían que fuera el sexo.

Mientras tanto, debemos esforzarnos por estar lo más tranquilos posible con la idea de estar solos durante mucho tiempo. Sólo entonces tendremos la oportunidad de decidir estar con alguien por sus propios y verdaderos méritos.